Miércoles, 13 de enero 2016. 20:30h
Con este título elegido por la diseñadora para este WLF 2016, que pretende convertirse en una referencia para aquellas mujeres que quieren volar a lugares imposibles, encontrar nuevas formas de vestir lo flamenco y de encontrarse consigo misma en un entorno de pasión y felicidad. Una colección con tres estilos que marcan la diferencia: trajes estampados que bailan al son de los ecos de una tradición milenaria, pero que parecen tener vida propia, los clásicos lunares pero con toques personales que los hacen muy especiales, y como siempre, un toque de elegancia en sus trajes lisos y negros. Siempre diseños exclusivos que se adapta a cada mujer de forma única. Coronas de flores románticas, pan de oro, flores, encajes en los pendientes, cinturones dorados , argollas con encajes envejecidos, peinados desenfadados, mantones con bordados y volumetrías tostadas, nesgas abiertas como los trajes antiguos “una amalgama de sensaciones que nacen del interior de mi alma para compartirlas con los dos grandes amores de mi vida”, dice la diseñadora.
Colaboran con los complementos: Zoë complementos de flamenca, ŌmiTouch, Makunia, Marbearte, ŌmiTouch, Desiré, Maleni Zambrano y África Camacho.